
Cuando era adolescente y estaba a punto de decidir qué carrera universitaria elegir, recuerdo a mi madre preguntándome / recomendándome "¿y si estudias psicología?" a lo que yo inmediatamente respondí "no! necesito ganar dinero y en esa carrera no se gana bien...".

Pues no elegí psicología chicas, sino contabilidad, y esa respuesta que le di a mi madre en aquel momento tiene toda una lógica y estuvo totalmente alineada a mi historia y mi escenario de infancia. Los deseos del corazón son difíciles de seguir cuando lo importante es sobrevivir. Eso te lo explico luego. Es parte de la teoría de la Biografía Humana y es muy propio de cada ser humano <3
Pero el corazón nos habla y desea ser escuchado y por más aplastadito que lo hayamos dejado o más olvidado que lo tengamos, de una u otra manera nos transmite sus mensajes. Así que desde adolescente mi biblioteca ha estado llena de libros de autoayuda, desarrollo humano y psicología. De verdad! Los estantes se encuentran repletos de libros sobre estos temas y yo siempre me he visto disfrutando plenamente de leerlos. Si acaso alguna vez tuve un libro de conta, fue porque necesitaba repasar para un examen y aplicar a un empleo que sí obtuve. Punto. Lo mismo me pasó con formaciones y cursos que he ido tomando.
Y si bien la carrera de contabilidad y los números ha sido muy nobles y siempre he tenido trabajo e ingresos por ello (lo cual agradezco muchísimo) mi corazón en todo momento estuvo añorando recorrer otro camino: el del área humana.
Pues pasaron casi treinta años chicas... casi treinta largos años para que por fin me decidiera a parar y elegir por fin estudiar Psicología. Yo ya tenía la formación en Biografía Humana, pero quería tener el título de Psicóloga. Cosas mías, lo sé. No es que todo mundo necesite un título, pero yo lo añoraba. Es como una representación tangible de que ahora sí me lo tomé en serio y de que estoy escuchando (al fin!) a mi corazón y a mi Adri adolescente.
Hace unos días fue mi acto académico donde nos reunimos mis compañeros de clase y yo para agradecer y recibir nuestros primeros documentos oficiales que nos avalan como psicólogos. ¡No sabes qué emoción sentí! Según yo estaba muy tranquila y serena, pero estando allí, vestida con mi toga y mi birrete junto a mis compañeros de estudio y con mi familia de apoyo, fue maravilloso decirme "sí! lo hice! aquí estoy!".
Déjame contarte también que no fue nada sencillo y no lo hice yo sola. Estudiar de adulta es más complejo porque una tiene otras responsabilidades que de adolescente no. Habrá otras maneras, pero en mi caso tengo un empleo de tiempo completo para una empresa en el área contable, que hay labores de casa que atender aunque las comparta con mi esposo; vivo también con tres maravillosos perritos por pasear y alimentar cada día y por supuesto como todo mundo también necesito descansar, ver a mi familia, reunirme con mis amistades, leer, hacer ejercicio y ver Netflix (jaja).
Bueno, pues durante estos cuatro años de estudio muchas de estas cosas las he dejado para de vez en cuando y otras apenas las estoy retomando. Y puedo corroborar que es verdad que cuando una desea algo, sí hay sacrificios por hacer, pero lo valen. No es real que se pueda hacer todo ni mucho menos al mismo tiempo. Y no lo digo como algo sufriente sino como algo aterrizado que al menos a mí me ha dado paz interior cada vez que la voz de la culpa me decía frases del tipo "no has hecho ejercicio... no has visitado a tus amigas... no has terminado ese libro, etc.". Hoy recién estoy respirando con más calma y descansando de las clases de la licenciatura que tenía casi a diario por las noches.

Y todo esto te lo cuento primero porque me encanta escribir y ponerle palabras a lo que pienso y siento, pero también para animarte a cumplir tus sueños. No todo lo podemos alcanzar siempre, porque no todo depende solamente de nosotras, pero sí hay muchísimo que está de nuestro lado y que podemos hacer. Y casi siempre, si las buscamos, hay opciones.
¿Qué le diría hoy a mi madre ante su recomendación o pregunta? "Sí! No sé si me vaya a ir bien económicamente, tengo miedo, pero sí! Voy a poner también allí mi corazón y ya me iré creando un camino propio".
Bueno, pues ahora te invito a pensar en lo siguiente:
¿Qué es eso que deseabas y no pudiste llevar a cabo?
¿Se podría hoy?
¿Qué alternativas tienes?
¿Con quién necesitas hablar o ponerte de acuerdo?
¿Alguien más podría apoyarte?
Cuéntame de esos sueños tuyos que te encantaría llevar a cabo. Me encantará leerte.
Con cariño, Adri Solís.